El interesante artículo, escrito por David Clarke y titulado “The curse of the crying boy” (“La maldición del niño llorón”) de la página web “Forteantimes”, dedicada a los fenómenos paranormales, nos muestra de una forma bastante clara cómo el diario británico "The Sun" fue el responsable de toda la basura que se formó sobre éste tema; cómo el caso de las maldiciones atribuidas a éstos cuadros no son sino una cadena de supersticiones sin fundamento que comienza con una noticia en un diario sensacionalista y termina en una en un bulo mundial. Algo muy diferente a los verdaderos fenómenos paranormales, que no tienen nada que ver con ésta historia. A continuación expondremos en los párrafos entrecomillados, secciones y citas de dicho artículo, sus fragmentos más interesantes, comentados y ampliados:
“En la creencia popular, la idea de que una foto caída de una pared es un presagio de muerte inminente - sobre todo si se trata de un retrato - sigue siendo una de las supersticiones modernas más extendidas. Del mismo modo, los retratos misteriosos cuyos ojos "parecen seguirte a dondequiera que vayas" se han convertido en una escena de primera necesidad promotora de numerosas películas de terror. El folklore no es estático, sino dinámico y activo - especialmente cuando se invocan creencias arraigadas en mayores supersticiones.”
En 1985, un incendio en una freidora en una casa de Yorkshire (Inglaterra) asoló la vivienda, y aunque el piso bajo estaba muy dañado, sobrevivió un cuadro de Bruno Amadio que había colgado en la pared. Es entonces cuando el bombero Peter Hall comenta que en otros incendios de otras casas también han quedado bien parados cuadros similares. A partir de ahí el diario “The Sun” publicó la noticia con el tremebundo titular “La maldición del niño que llora”.
“Los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en la creación y difusión del folclore moderno. Historias como la del “niño que llora” se comportan como un virus cuando arraigan en la imaginación popular”
“A mediados de los años 80, “The Sun” estaba involucrado en una batalla para los lectores con su rival “Daily Mirror” (…) la historia del incendio y del cuadro “llega en un momento en que MacKenzie (editor del “Sun”) estaba en la busca de lo que los periodistas llaman "un great splash”, que significa un reportaje exclusivo que ninguno de sus rivales se le ocurriría publicar en primer lugar”. “Los lectores se quedaron con una impresión abrumadora de un vínculo sobrenatural, reforzado por el uso de palabras como “maldición, gafe, temor y horror”.
El guarda de seguridad Coller pensaba que el hecho de que los cuadros sobreviviesen era explicable. “En la mayoría de los casos, las explicaciones sencillas eran de cigarrillos descuidadamente arrojados, ollas recalentadas y calentadores eléctricos se habían encontrado durante el procedimiento de la investigación del servicio de bomberos”. El jefe de bomberos Alan Wilkinson, que, se constató, personalmente había registrado 50 incendios en casas en las que había cuadros de niños llorones en 1973, “rechazó cualquier conexión con lo sobrenatural, al comprobar que la mayoría de ellos había sido causado por negligencia humana” –Hay que señalar que por aquella época en Inglaterra se vendieron entre 50.000 y un cuarto de millón de cuadros de Bruno Amadio, por lo tanto casi todas las casas de barrios obreros y medios, tenían al menos uno en su interior-.
“Para confundir más las cosas, más "Niños llorones" que se habían salvado en los incendios, no eran reproducciones de Bruno Amadio, sino otros cuadros parecidos, de una serie de estudios llamados 'Infancia', que fueron pintados por el artista escocés Zinkeisen Anna, quien murió en 1976. El único denominador común era que todos eran ejemplos de impresiones baratas producidas y vendidas en gran número por las tiendas durante la década de 1960 y 70. La agrupación geográfica, simplemente refleja su popularidad entre las comunidades de clase trabajadora en la parte del Norte”.
“Los periodistas se dirigieron a expertos en el campo del folclore y el ocultismo para buscar una explicación” “Cuando uno de ellos se acercó a la miembro de la Folklore Society Georgina Boyes, la entrevista fracasó cuando ésta se negó a proporcionar una explicación satánica del caso”. En consecuencia, el periodista en cuestión "fue en busca de "una bruja" o "alguien de lo oculto" que podría hacer un mejor titular". Entonces Roy Vickery, secretario de la Sociedad de Folclore, dijo “que el artista original podría tener el modelo de niño maltratado de alguna manera”, y agregó: "Todos estos incendios podrían ser la maldición del niño, su manera de vengarse." (primera fábula y embuste).
“La ansiedad generalizada ante éstas historias llevó al Servicio de Bomberos de South Yorkshire a emitir una declaración que tenía como objetivo desacreditar la conexión entre los incendios y los cuadros. Se señaló que el incendio más reciente fue iniciado por un fuego eléctrico muy cerca de una cama. El Jefe de División, Oficial Mick Riley dijo que un gran número de cuadros habían sido vendidos y “cualquier relación con los incendios es pura coincidencia ... los incendios no se inician de imágenes o una casualidad, sino por actos negligentes y omisiones". Riley reveló entonces la propia explicación del servicio de bomberos: "La razón por la que esta imagen no siempre ha sido destruida por el fuego es porque está impresa en tableros duros de alta densidad, que es muy difícil de incendiar."
…Y llega la función, tras lo dramático, lo bufo:
La declaración del Servicio de Bomberos no tuvo mucho efecto en sofocar las llamas que “The Sun” estaba feliz atizando. Poco después, llegó la noticia de un niño gritando que había sobrevivido a un incendio en un restaurante italiano en Great Yarmouth. "Ya es suficiente, dijo MacKenzie, director del periódico, a sus lectores: "Si usted está preocupado acerca de cuadros de Bruno Amadio colgando en su hogar, envíenoslos de inmediato. Vamos a destruir para usted cualquier maldición." Los lectores preocupados llamaron para preguntar si ellos deberían deshacerse de su cuadro para detener la quema de sus casas. “Claro”, respondió Mackenzie. Envíenla y nosotros haremos el trabajo por usted. Los “niños llorones” pronto se apilaron hastalos 12 pies (3.7m) de alto en la sala de redacción, se produjo el derrame de los armarios y se llenó un cuarto de entrevistas de poco uso."
Al final de sus seis semanas de campaña, el editor de “The Sun” tuvo que inventar una manera adecuada de qué hacer con 2.500 ejemplares de cuadros que los lectores habían enviado para su plan inicial de quemarlos en el techo de las oficinas. El plan fue vetado tanto por Londres y por el cuerpo de bomberos del Valle del Támesis, que se negaron a cooperar y denunciar toda la campaña "como un truco publicitario barato". Se supo que el servicio de bomberos a nivel nacional había sido el foco de cientos de llamadas y visitas de los propietarios de cuadros que pensaban que los cuadros estaban malditos, o que fueron hechos de un material inflamable peligroso. Finalmente los cuadros fueron quemados en una esperpéntica función, en una pira el día de “Halloween”. Misteriosamente, en marzo de año siguiente, el grupo empresarial propietario de “The Sun” sufrió una crisis industrial, huelgas, etc. (por bobos).
Expansión y fabricación de leyendas:
Cuando el periódico dejó de prestar interés al caso, las historias de los cuadros de “niños llorones” comenzaron a transformarse en una leyenda moderna. “Las nuevas versiones aparecieron, entre ellas una que decía que los que fueron amables con los cuadros, fueron recompensados con la buena suerte. Otra leyenda fabricada, fue la idea de que la colocación de una imagen de una “niña llorona” junto a la de un “niño llorón” traería buena suerte.”
En la década de 1990 es cuando, extendida como una peste por todo el mundo la leyenda absurda inventada por “The Sun; comienzan a escucharse casos de “maldiciones” procedentes de numerosos países del mundo (hasta entonces no había pasado nada, qué casualidad). “La base del motivo de la maldición de la pintura se está modelando por parte de “Storytellers” (cuentistas profesionales) y por los investigadores paranormales para un público nuevo: "El espíritu del niño está atrapado en la pintura y se inician incendios en un intento de liberarse”. Otros afirman que la pintura atrae la actividad poltergeist”. En medio de éstas cosas, “la noción de que el “niño llorón" había sido maltratado por el artista fue ganando popularidad”. A los inventores de leyendas poco les importaba que en aquellos ya pasados incendios, hubiese cuadros de otros artistas que no eran Bruno Amadio. Ésta idea “del maltrato” nació como un comentario desechable ofrecido a “The Sun” una década antes, (es decir, un embuste que al final el periódico no publicó; un excedente de embuste.) “En 2000, un tal Tom Slemen revivió la historia en forma de libro, como parte de su serie “Liverpool Haunted” de libros en gran medida sin referencias”. Como muchos otros en este género, las historias que contienen se presentan en un estilo ameno, la narrativa que gusta a un público de masas.”
En éste libro, lleno de incorrecciones, Slemen dice que sabía por qué los cuadros estaban malditos, y a continuación describe la fantasía que “The Sun” desechó años antes: “Un investigador muy respetado en temas ocultos y maestro de escuela llamado George Mallory dijo en 1995 que los cuadros estaban pintados por un viejo retratista español que decía llamarse Franchot Seville, que vive en Madrid (Amadio firmó algunas veces con ése seudónimo, y por cierto, era Italiano). Continúa la fábula: En 1969 Amadio/Bragolin/Seville se encontró a un niño vagabundo que no hablaba, y que según dijo un sacerdote católico, se llamaba Don Bonillo (extraño nombre para un niño español de la época, y además los cuadros parecen estar pintados mucho ántes de 1969). El niño había escapado de un incendio en el cual sus padres habían muerto, y decían que donde dormía el niño, sucedían incendios y para más INRI, al niño la gente le llamaba “diablo”. Amadio le hospedó y le utilizó de modelo (¿para todos sus cuadros?, no hay quien se lo crea), pero un día el estudio del pintor se incendió y Amadio expulsó al niño que se fue sin dejar rastro”. La historia termina con otro tinte de”misterio”: “En 1976, un automóvil se estrella contra un muro en Barcelona y se incendia. Solo queda un carnet de conducir a medio quemar que dice que el muerto en el accidente es nada menos que Don Bonillo, de 19 años.” (Si era mudo y vagabundo ¿Quién le expidió el carnet?).
La fuente de la historia de Slemen es desconocida y el “respetado” investigador y maestro de escuela "George Mallory" resulta imposible de encontrar por ninguna parte.
“El aspecto de la historia de Don Bonillo completa la metamorfosis de la "maldición de los “niños llorones" de la oscuridad de un periódico a una leyenda urbana de pleno derecho accesible a cualquier persona a través de internet”.
“La historia misma es un ejemplo clásico de una leyenda urbana creada por un periódico, y difundida por Internet.”
***
Finalmente, la leyenda va aumentando y cada vez más personas van añadiéndole más metros a la serpiente, que si en los cuadros se reflejan niños muertos, que si “Bruno Amadio apareció en 1974 en un programa de televisión diciendo que él hizo un pacto con el diablo, y que quien tuviese uno de esos cuadros debía tirarlo” (programa inexistente y jamás encontrado), que si los cuadros producen dolores, enfermedades y terror… y un largo etcétera de estupideces que no hace falta reseñar aquí porque por desgracia están circulando a montones por la web.
Probablemente éstas historias no hayan hecho sino aumentar el valor de los cuadros… Bruno Amadio, desde allá arriba seguramente sonríe… Aunque probablemente a ningún pintor de los que pisan la faz de la tierra le haría ninguna gracia que se montase un lamentable espectáculo así ante su obra con el paso del tiempo, sin tener quien le defienda y sin estar vivo para defenderse de las calumnias.
“En la creencia popular, la idea de que una foto caída de una pared es un presagio de muerte inminente - sobre todo si se trata de un retrato - sigue siendo una de las supersticiones modernas más extendidas. Del mismo modo, los retratos misteriosos cuyos ojos "parecen seguirte a dondequiera que vayas" se han convertido en una escena de primera necesidad promotora de numerosas películas de terror. El folklore no es estático, sino dinámico y activo - especialmente cuando se invocan creencias arraigadas en mayores supersticiones.”
En 1985, un incendio en una freidora en una casa de Yorkshire (Inglaterra) asoló la vivienda, y aunque el piso bajo estaba muy dañado, sobrevivió un cuadro de Bruno Amadio que había colgado en la pared. Es entonces cuando el bombero Peter Hall comenta que en otros incendios de otras casas también han quedado bien parados cuadros similares. A partir de ahí el diario “The Sun” publicó la noticia con el tremebundo titular “La maldición del niño que llora”.
“Los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en la creación y difusión del folclore moderno. Historias como la del “niño que llora” se comportan como un virus cuando arraigan en la imaginación popular”
“A mediados de los años 80, “The Sun” estaba involucrado en una batalla para los lectores con su rival “Daily Mirror” (…) la historia del incendio y del cuadro “llega en un momento en que MacKenzie (editor del “Sun”) estaba en la busca de lo que los periodistas llaman "un great splash”, que significa un reportaje exclusivo que ninguno de sus rivales se le ocurriría publicar en primer lugar”. “Los lectores se quedaron con una impresión abrumadora de un vínculo sobrenatural, reforzado por el uso de palabras como “maldición, gafe, temor y horror”.
El guarda de seguridad Coller pensaba que el hecho de que los cuadros sobreviviesen era explicable. “En la mayoría de los casos, las explicaciones sencillas eran de cigarrillos descuidadamente arrojados, ollas recalentadas y calentadores eléctricos se habían encontrado durante el procedimiento de la investigación del servicio de bomberos”. El jefe de bomberos Alan Wilkinson, que, se constató, personalmente había registrado 50 incendios en casas en las que había cuadros de niños llorones en 1973, “rechazó cualquier conexión con lo sobrenatural, al comprobar que la mayoría de ellos había sido causado por negligencia humana” –Hay que señalar que por aquella época en Inglaterra se vendieron entre 50.000 y un cuarto de millón de cuadros de Bruno Amadio, por lo tanto casi todas las casas de barrios obreros y medios, tenían al menos uno en su interior-.
“Para confundir más las cosas, más "Niños llorones" que se habían salvado en los incendios, no eran reproducciones de Bruno Amadio, sino otros cuadros parecidos, de una serie de estudios llamados 'Infancia', que fueron pintados por el artista escocés Zinkeisen Anna, quien murió en 1976. El único denominador común era que todos eran ejemplos de impresiones baratas producidas y vendidas en gran número por las tiendas durante la década de 1960 y 70. La agrupación geográfica, simplemente refleja su popularidad entre las comunidades de clase trabajadora en la parte del Norte”.
“Los periodistas se dirigieron a expertos en el campo del folclore y el ocultismo para buscar una explicación” “Cuando uno de ellos se acercó a la miembro de la Folklore Society Georgina Boyes, la entrevista fracasó cuando ésta se negó a proporcionar una explicación satánica del caso”. En consecuencia, el periodista en cuestión "fue en busca de "una bruja" o "alguien de lo oculto" que podría hacer un mejor titular". Entonces Roy Vickery, secretario de la Sociedad de Folclore, dijo “que el artista original podría tener el modelo de niño maltratado de alguna manera”, y agregó: "Todos estos incendios podrían ser la maldición del niño, su manera de vengarse." (primera fábula y embuste).
“La ansiedad generalizada ante éstas historias llevó al Servicio de Bomberos de South Yorkshire a emitir una declaración que tenía como objetivo desacreditar la conexión entre los incendios y los cuadros. Se señaló que el incendio más reciente fue iniciado por un fuego eléctrico muy cerca de una cama. El Jefe de División, Oficial Mick Riley dijo que un gran número de cuadros habían sido vendidos y “cualquier relación con los incendios es pura coincidencia ... los incendios no se inician de imágenes o una casualidad, sino por actos negligentes y omisiones". Riley reveló entonces la propia explicación del servicio de bomberos: "La razón por la que esta imagen no siempre ha sido destruida por el fuego es porque está impresa en tableros duros de alta densidad, que es muy difícil de incendiar."
…Y llega la función, tras lo dramático, lo bufo:
La declaración del Servicio de Bomberos no tuvo mucho efecto en sofocar las llamas que “The Sun” estaba feliz atizando. Poco después, llegó la noticia de un niño gritando que había sobrevivido a un incendio en un restaurante italiano en Great Yarmouth. "Ya es suficiente, dijo MacKenzie, director del periódico, a sus lectores: "Si usted está preocupado acerca de cuadros de Bruno Amadio colgando en su hogar, envíenoslos de inmediato. Vamos a destruir para usted cualquier maldición." Los lectores preocupados llamaron para preguntar si ellos deberían deshacerse de su cuadro para detener la quema de sus casas. “Claro”, respondió Mackenzie. Envíenla y nosotros haremos el trabajo por usted. Los “niños llorones” pronto se apilaron hastalos 12 pies (3.7m) de alto en la sala de redacción, se produjo el derrame de los armarios y se llenó un cuarto de entrevistas de poco uso."
Al final de sus seis semanas de campaña, el editor de “The Sun” tuvo que inventar una manera adecuada de qué hacer con 2.500 ejemplares de cuadros que los lectores habían enviado para su plan inicial de quemarlos en el techo de las oficinas. El plan fue vetado tanto por Londres y por el cuerpo de bomberos del Valle del Támesis, que se negaron a cooperar y denunciar toda la campaña "como un truco publicitario barato". Se supo que el servicio de bomberos a nivel nacional había sido el foco de cientos de llamadas y visitas de los propietarios de cuadros que pensaban que los cuadros estaban malditos, o que fueron hechos de un material inflamable peligroso. Finalmente los cuadros fueron quemados en una esperpéntica función, en una pira el día de “Halloween”. Misteriosamente, en marzo de año siguiente, el grupo empresarial propietario de “The Sun” sufrió una crisis industrial, huelgas, etc. (por bobos).
Expansión y fabricación de leyendas:
Cuando el periódico dejó de prestar interés al caso, las historias de los cuadros de “niños llorones” comenzaron a transformarse en una leyenda moderna. “Las nuevas versiones aparecieron, entre ellas una que decía que los que fueron amables con los cuadros, fueron recompensados con la buena suerte. Otra leyenda fabricada, fue la idea de que la colocación de una imagen de una “niña llorona” junto a la de un “niño llorón” traería buena suerte.”
En la década de 1990 es cuando, extendida como una peste por todo el mundo la leyenda absurda inventada por “The Sun; comienzan a escucharse casos de “maldiciones” procedentes de numerosos países del mundo (hasta entonces no había pasado nada, qué casualidad). “La base del motivo de la maldición de la pintura se está modelando por parte de “Storytellers” (cuentistas profesionales) y por los investigadores paranormales para un público nuevo: "El espíritu del niño está atrapado en la pintura y se inician incendios en un intento de liberarse”. Otros afirman que la pintura atrae la actividad poltergeist”. En medio de éstas cosas, “la noción de que el “niño llorón" había sido maltratado por el artista fue ganando popularidad”. A los inventores de leyendas poco les importaba que en aquellos ya pasados incendios, hubiese cuadros de otros artistas que no eran Bruno Amadio. Ésta idea “del maltrato” nació como un comentario desechable ofrecido a “The Sun” una década antes, (es decir, un embuste que al final el periódico no publicó; un excedente de embuste.) “En 2000, un tal Tom Slemen revivió la historia en forma de libro, como parte de su serie “Liverpool Haunted” de libros en gran medida sin referencias”. Como muchos otros en este género, las historias que contienen se presentan en un estilo ameno, la narrativa que gusta a un público de masas.”
En éste libro, lleno de incorrecciones, Slemen dice que sabía por qué los cuadros estaban malditos, y a continuación describe la fantasía que “The Sun” desechó años antes: “Un investigador muy respetado en temas ocultos y maestro de escuela llamado George Mallory dijo en 1995 que los cuadros estaban pintados por un viejo retratista español que decía llamarse Franchot Seville, que vive en Madrid (Amadio firmó algunas veces con ése seudónimo, y por cierto, era Italiano). Continúa la fábula: En 1969 Amadio/Bragolin/Seville se encontró a un niño vagabundo que no hablaba, y que según dijo un sacerdote católico, se llamaba Don Bonillo (extraño nombre para un niño español de la época, y además los cuadros parecen estar pintados mucho ántes de 1969). El niño había escapado de un incendio en el cual sus padres habían muerto, y decían que donde dormía el niño, sucedían incendios y para más INRI, al niño la gente le llamaba “diablo”. Amadio le hospedó y le utilizó de modelo (¿para todos sus cuadros?, no hay quien se lo crea), pero un día el estudio del pintor se incendió y Amadio expulsó al niño que se fue sin dejar rastro”. La historia termina con otro tinte de”misterio”: “En 1976, un automóvil se estrella contra un muro en Barcelona y se incendia. Solo queda un carnet de conducir a medio quemar que dice que el muerto en el accidente es nada menos que Don Bonillo, de 19 años.” (Si era mudo y vagabundo ¿Quién le expidió el carnet?).
La fuente de la historia de Slemen es desconocida y el “respetado” investigador y maestro de escuela "George Mallory" resulta imposible de encontrar por ninguna parte.
“El aspecto de la historia de Don Bonillo completa la metamorfosis de la "maldición de los “niños llorones" de la oscuridad de un periódico a una leyenda urbana de pleno derecho accesible a cualquier persona a través de internet”.
“La historia misma es un ejemplo clásico de una leyenda urbana creada por un periódico, y difundida por Internet.”
***
Finalmente, la leyenda va aumentando y cada vez más personas van añadiéndole más metros a la serpiente, que si en los cuadros se reflejan niños muertos, que si “Bruno Amadio apareció en 1974 en un programa de televisión diciendo que él hizo un pacto con el diablo, y que quien tuviese uno de esos cuadros debía tirarlo” (programa inexistente y jamás encontrado), que si los cuadros producen dolores, enfermedades y terror… y un largo etcétera de estupideces que no hace falta reseñar aquí porque por desgracia están circulando a montones por la web.
Probablemente éstas historias no hayan hecho sino aumentar el valor de los cuadros… Bruno Amadio, desde allá arriba seguramente sonríe… Aunque probablemente a ningún pintor de los que pisan la faz de la tierra le haría ninguna gracia que se montase un lamentable espectáculo así ante su obra con el paso del tiempo, sin tener quien le defienda y sin estar vivo para defenderse de las calumnias.
aajajaj es cierto eso que mencionan al ultimo xD me ha dado gracia xD
ResponderEliminarBueno, si yo fuera pintor no me gustaria que tales rumores se formaran sobre mis obras y lo peor: que la gente se lo cree xD
y ajaja, si, yo no sabia de estos cuadros y me entere de ellos a travez de la leyenda esta de que estan malditos, y en cuanto mencionaron que este rumor de los cuadros malditos fue difundido por un periodico desde ahi me callo el veinte xD Ajaja asi son los medios de comunicacion ._. xD
los del periodico ese deben ahora mismo, estarse muriendo de la risa por todo el alboroto qur an causado xD
yo tengo varias imagenes de estos niños en realidad me gustan.una observacion todos los cuadros originales de giovanni bragolin estan firmado en la parte posterior de lado derecho y los otros son copias baratas como comenta .se aprecia el buen arte de este señor
ResponderEliminarES VERDAD
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